miércoles, 1 de mayo de 2013

KAPADOKYA


Empezamos por Kapadokya, que según el guía significa tierra de los caballos nobles. Es un terreno que recuerda un paisaje lunar y que todos hemos visto en fotos cientos de veces. Presenta este aspecto porque cerca hay un volcán que en su día entró en erupción y dejó en el terreno basalto y toba, que con la erosión y el tiempo han degenerado en esas formaciones en forma de chimeneas de hadas. También hay ciudades excavadas en la roca donde la gente vivía hasta no hace mucho (1955) y un montón de capillas cristianas con mosaicos y frescos bastante bien conservados. Es un sitio bastante aislado y pobre. De hecho, yo creo que aparte de turistas, poca población autóctona vive allí. Y si no fuera por el turismo……………Como anécdota contaré que la visita a una de las ciudades subterráneas me la perdí, porque cuando el pasillo empezó a estrecharse al tamaño escaso de una persona y vi el grupo de japoneses que venía detrás presionando, me entró tal ataque de claustrofobia que tuve que salir por patas.

El hotel donde nos alojaron en Ürgüp se llamaba Mustafa y supuestamente era de 4 estrellas, pero de 4 estrellas tenía lo que yo de top model. Teníamos 3 camas en la habitación que parecían las que Ricitos de Oro se encontró en la casita de los 3 ositos. Escasos 70 cms. Al ser el único trío del viaje, nos alojaron en la planta 4, con un par de equipos de fútbol de segunda que estaban concentrados allí para..........bueno, para lo que sea que hagan los equipos cuando se concentran. Era superguay, porque cuando salías del ascensor, te encontrabas una pila de calcetines recién removidos de los quesos en medio del pasillo. Los trajes de los jugadores también estaban alineados en el suelo del pasillo y a las puertas de muchas habitaciones había zapatillas o zapatos, supongo que para “crear ambiente”. Y como el tuerto es el rey en el país de los ciegos, imagino que un trío de hembras en una planta rebosante de testosterona no podía pasar inadvertida.

En nuestra segunda noche en el Mustafa, después de cenar yo subí a la habitación para ducharme mientras mis amiguitas se daban una vuelta por el pueblo. Cuando regresaron venían partidas de la risa porque, al parecer, habían subido en el ascensor con un señor que se identificó como “the coach” de uno de los equipos de fútbol. Tras intercambiar una serie de informaciones banales, the coach les propuso ir a tomar un "drink", oferta que ellas rechazaron porque teníamos que levantarnos "very early in the morning" para montar en "balloon". Mi amiga, a la que llamaremos "la Reina", le dio la mano educadamente para despedirse y él se la tomó delicadamente y le plantó un beso. ¡Qué gentleman estos turcos! Estábamos comentando la jugada en la habitación y desternillándonos cuando, a los 10 minutos, llaman a la puerta. El mismísimo “coach” para insistir en lo del drink. Segunda negativa de la Reina. Pasan otros 10-15 minutos, las chicas estaban ya tendidas en sus camitas (atención al camisoncín de la Reina) y yo secándome el pelo en el baño, cuando vuelven a llamar a la puerta. La Reina no quería que abriéramos, pero  "the coach", insistente, no se rendía (hasta 4 veces aporreó). Yo oía un ruido de plásticos y le dije a la Reina: “mira, yo abro, que seguro que te trae flores”. Y allí me encuentro a "the coach" un poco descolocado con una bolsita en la mano. Le pregunto si es para la Reina y como no acaba de decidirse se la cojo y le digo que ya se la doy yo. Entonces descubre la otra mano y me  muestra una rosa blanca. Y el tío todo decidido que quería entrar en la habitación para dársela a su amada. Que tuve que hacerle un despeje que ni Casillas para enviarlo fuera. Aunque hubiera sido para ver la escenita. Y encima mi otra amiga, que llamaremos "la Pequeña", ya estaba preparada con la cámara para inmortalizar el momento y vendérselo a la prensa rosa. Claro que si "the Coach" llega a ver a la Reina con el camisoncín no hay portero que frene el chute. A la Pequeña y a mí no nos habría quedado más remedio que ir a dormir con el equipo de fútbol. Por cierto, en la bolsita había 3 helados de una variedad que en España no se comercializa: ¡3 cornetos in love! Aaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyy, y pensar que la Reina podría haber vivido la pasión turca con su “Mou(rinho)” particular. ¿A qué parece un guión de peli de Woody Allen? Hala, pues a ver si espabilamos los españolitos, que mira cómo se las gastan los turcos.












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